¿Cómo inició todo?

Siempre, desde que tengo memoria y desde que era más chica, tenía en la mente que quería hacer un voluntariado. ¿Y qué mejor que uno internacional, que me permitiera conocer a la gente local del país en destino, así como su cultura y tradiciones; al mismo tiempo poder viajar por un periodo largo fuera de mi país?

Dicen que todo sueño comienza como una idea. Algunas veces esa idea parece tan descabellada y loca que la vemos como “imposible”. El temor al qué dirán, el miedo al fracaso y el miedo a lo desconocido nos paralizan sin poder actuar; ni adelante, ni atrás, sólo ahí, contemplando como nuestra vida pasa de largo sin decidirnos a accionar.

Hoy quiero platicarles un poco sobre mi experiencia, cómo me animé a enfrentar mis propios miedos, a tomar las riendas de mi vida y por fin decidirme a cumplir uno de mis grandes anhelos y sueños que era conocer Tailandia y Angkor Wat en Camboya. Toda mi vida llevaba soñando con poder hacerlo pero no encontraba la manera de concretarlo. Entre mis miedos y tabúes estaba el pensar que “viajar era caro, costoso y casi imposible”, especialmente cuando se busca estar fuera más de un mes visitando diferentes países. Tengo muchos conocidos que se han ido de mochila a Europa, pero pocos que lo hayan hecho por el sudeste asiático.

Después de casi 5 años de haber terminado la universidad y de estar trabajando en grandes corporativos, con un trabajo estable, bien remunerado y lo que cualquiera quisiera tener, me sentía cansada y necesitaba un cambio. Fue entonces cuando ocurrió lo inesperado: a fines de mayo me quedé sin trabajo y con la idea de no saber qué quería hacer con mi vida ni por dónde buscarle.

Un día tomaba una copa y filosofaba de la vida con un gran amigo que siempre ha sido de gran inspiración para mí (por todo lo que ha logrado profesionalmente y porque compartimos la pasión por los temas sociales y de medio ambiente) y me dijo:: “Si tantas ganas tienes de hacer ese viaje, ¿por qué seguirlo posponiendo? Especialmente ahora que tienes lo que a muchos les hace falta “dinero y tiempo”. Normalmente es muy difícil que esas dos variables se cumplan y a ti la vida te está dando esta gran oportunidad que no puedes desaprovechar. Si no lo haces ahora que puedes, no sabes si podrás el día de mañana”. Sus palabras rezumbaron tan fuerte en mis oídos y en mi cabeza que ese mismo día le prometí que por la noche llegaría a mi casa y compraría mi boleto de avión para Tailandia de ida y sin regreso.

Así es cómo inicia mi aventura de irme de mochilera yo sola a viajar por el sudeste asiático. No tenía muy claro cómo sería mi viaje ni mis planes estando allá, pero una cosa sí era segura: quería hacer todo lo posible para quedarme allá la mayor cantidad de tiempo viajando, trabajando y haciendo voluntariado. Por ahora, lo único que tengo es un vuelo de ida a Bangkok, la capital de Tailandia y sin vuelo de regreso

 

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